Los Alumbrados de Sevilla

El sacerdote, teólogo e historiador Álvaro Huerga firmaba en Sevilla, en el año 1985, el prólogo al cuarto y último volumen de la Historia de los Alumbrados, correspondiendo este a la Historia de los Alumbrados de Sevilla (1605-1630), publicado por Fundación Universitaria Española en Madrid, en 1988
Ofrecemos a continuación un fragmento de aquel prólogo que servirá para situar y conocer de manera sucinta el Alumbradismo y a los Alumbrados de Sevilla.

“La gran eclosión del Alumbradismo sevillano se produce, en efecto, en las primeras décadas del Seiscientos. Es decir, no solo cuando alborea un nuevo siglo, sino cuando la coyuntura religiosa es, por causas más eficientes que la cronología, favorable. Si tuviésemos que anticipar una calificación literaria del pujante fenómeno, tal vez podríamos designarlo con la fórmula Alumbradismo barroco. Con todas las connotaciones aclaratorias inherentes: es un Alumbradismo masivo, lleno de vida y de color, con sus ribetes de farsa y folklore religioso, con sus escenas tragicómicas.
No me atrevo, por temor a caer en anacrónicos símiles, a parangonarlo con las pantomimas del Palmar de Troya, aunque estas crucen como ráfagas de asociación de ideas por las mentes de más de un lector.


Lo que sí convendría subrayar es una constante típica de la historia de la religión: las épocas de crisis son propicias para que proliferen el maravillosismo y las sectas. El siglo XVII amaneció bajo el signo de una fuerte depresión religiosa, diagnosticada por los entendidos de epidemia de supersticiones, de “accesos de misticismo”, de extravagantes alucinaciones. A par, por supuesto, con la fe auténtica y la tensión de heroísmo que el Barroco, en contrapartida, se esforzó en mantener y expresar. De tejas arriba o en los retablos, el gesto y el mito heroicos; de tejas abajo o en la calle, la ficción y la farsa religiosas. Un observador tan inteligente y tan preocupado por la autenticidad cristiana como fue Cervantes no pudo menos de captar, en la Sevilla de sus amores y de sus dolores, el gravísimo problema. Su contraposición de las “santidades verdaderas y católicas” a las del confusionismo religioso que callejeaba en la Sevilla de principios del siglo XVII. El análisis de la documentación histórica que ofrezco en la segunda parte de este tomo corroborará, a poco andar, la contraposición cervantina.


El Alumbradismo Barroco sevillano de las primeras décadas del siglo XVII se distingue por dos notas sobresalientes: su abundancia, su variedad.
La abundancia es, en sí y respecto a los grupos que pulularon en Extremadura o en la Alta Andalucía, realmente alarmante. Por estas zonas no había más que un pussilus grex, un pequeño rebaño (se usó incluso esta expresión); en Sevilla eran legión, magnus grex, masiva grey. Si creemos a las estadísticas, la plaga religiosa arraigó en más de 30 ciudades, y los acusados pasaban de 700, y los testigos de dos mil.
En cuanto a la variedad, el común denominador de Alumbrados abarca muchas especies. Tropezamos de nuevo con una palabra conceptualmente escurridiza. La polivalencia es manifiesta: hay Alumbrados ilusos o de buena fe, con vocación de místicos y con falta de alas; los hay hipócritas; los hay exhibicionistas, etc. las extravagancias del P. Méndez rayan en lo cómico, y aun en lo grotesco. Lo peor del caso es que no solo en Sevilla había “santos fingidos” que engatusaban a la gente, sino también en otras cercanas o lejas tierras. Las santurronerías de algunas beatas o de algunos ermitaños no llaman la atención: era un modo de vanidad y de hacer el agosto. En cambio, es amarga y penosa la impresión que nos produce ver metidos en el ajo a sacerdotes y religiosos, de quienes, por sus letras y su condición, no esperábamos tan ruines hechos”.



Fragmento del prólogo a Historia de los Alumbrados de Sevilla (1605-1630). Huerga, Álvaro. Fundación Universitaria Española. Seminario Cisneros. Madrid. 1988


Nota: El volumen que manejamos ofrece varias páginas en blanco a partir de la 417, suponemos que por defecto de imprenta. Esto afecta a la tercera parte del libro, correspondiente a Documentos. Volveremos sobre el tema del Alumbradismo en esta página porque nos apasiona. Disfrutamos rastreando a los goliardos, a Cervantes, y gozaremos sin duda siguiendo las huellas de los Alumbrados.

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