«Una vez asentado en la capital de España y trabajando casi en exclusiva para la empresa Prensa Española, [Joaquín] Xaudaró básicamente hizo, por un lado humor gráfico para ABC, chistes de una sola viñeta en los que comenzó a colocar un perrito, y por otro, historietas de humor blanco y costumbrista para la revista Blanco y Negro.
En las revistas que diariamente dibujaba para ABC aparecía casualmente en algún rincón del cuadro un pequeño perro. Xaudaró lo dibujaba por puro instinto, de hecho, si echamos la mirada hacia atrás, veremos que Xaudaró siempre lo había dibujado, sentado en su primera época en Barcelona Cómica, paseando por Madrid Cómico, saltando en La Hormiga de Oro, el perrito siempre ha estado ahí, en los dibujos de Xaudaró, incluso su etapa francesa está trufada de perritos, pero no fue hasta su aparición en ABC, que el público se fijó en él, bueno, en su ausencia, ya que cuando no se asomaba, la redacción del periódico recibía una lluvia de cartas reclamándolo. Curiosamente, el dibujante nunca tuvo perro. Su presencia nació del azar, y así lo explicó en una entrevista en 1927: “Es curiosa la historia de este perrito. No he tenido nunca la menor intención de ponerle. Ni apenas me había enterado de que lo ponía. Tanto, que cuando los amigos comenzaron a hablarme del perro creí que era una broma de ellos. Pero lo más curioso es que he comprobado que en dibujos muy antiguos míos, ponía este perrito sin darme cuenta. Aunque puede darse también otra explicación más lógica. Hace años, cuando la maquinaria estaba menos perfeccionada, no convenía dejar claros en el dibujo para que la máquina no repintase. Y un perro es siempre lo que mejor compone para llenar un hueco”. En otra ocasión, en cambio, el mismo Xaudaró explicó que fue idea de Luca de Tena la de insertar siempre al perrito. Luca de Tena tenía buen olfato. Y si alguno de sus dibujos hizo famoso a Joaquín Xaudaró, ese es sin duda su perrito. Un perrito que no tiene raza, que no tiene dueño, que nunca ha existido en la realidad, un perro que participó en una exposición canina, le dedicaron carrozas, que recibió premios y al que ofrecieron banquetes en su honor. En este último además, José Boisset le dedicó un fox-trot para piano titulado Un hueso, ocurrió en 1924, y la partitura se publicó con un dibujo de Xaudaró.
Pero existen datos diversos del origen del perrito. Uno de los más curiosos es el que fue publicado en un artículo del Ecos del Cinca, el 15 de septiembre de 1973, afirmaba que el perrito de Xaudaró apareció por vez primera en la época inicial de ese periódico montisonense de corta tirada, apenas 20 ejemplares, que entre los años 1914 y 1918 se editó en Monzón y que fundó el industrial del ramo de la alimentación Clemente Nivela Sierra. Según Manuel Castro Reñina, que firmaba la citada nota, el dibujo provino de la solicitud de dos redactores del periódico a Joaquín Xaudaró, en el entonces Círculo de Labradores de Monzón, quien gustosamente accedió a la realización, y dibujó lo que vio a través de una de sus ventanas: un poste roto, recompuesto provisionalmente sujetando sus piezas con alambres de pinchos; a su alrededor giraba un galguito inglés, que tras un momento de divagación, decide utilizar el poste como mingitorio. En tal situación representó Xaudaró al perrito y debajo colocó la siguiente leyenda: “Hay quien con uno hace tres. Hay quien con tres hace uno. Sea con uno o con tres. Yo me quedo sin ninguno”. Añadía el señor Castro que este perrito tenía nombre: “Rubí”, había nacido en Zaragoza y que su dueña, la hija del propietario de la conocida Posada de las Almas en la calle de San Pablo, estaba casada desde hacía poco tiempo con el comerciante afincado en Monzón don Faustino Mora. Años más tardes, en mayo de 1927, un grupo de amigos de Zaragoza, reunidos bajo el nombre de “Xaudaró Guasing Club”, cuyo presidente honorario era nuestro dibujante, obsequió al mismo con una comida en la Posada de las Almas, donde se derrochó el buen humor. Adornó la mesa un perrito de guirlache que se envió a Monzón para disfrute de los nietos del ilustre caricaturista. Casualmente aparecían reunidos nuevamente Monzón, el perrito y la Posada de las Almas.
Xaudaró, poco antes de su fallecimiento, mató a su famoso perrito. En su primera película sonora Un drama en la costa, utilizó como protagonistas a los personajes más habituales de sus chistes: “el señor de la barba”, su mujer Nati y el perro. Esta película quedó inacabada, pero una semana antes de morir se presentó Joaquín en la S.E.D.A con un puñado de dibujos en la mano gritando con alegría: “¡Ya he matado al perro!” El animal, en efecto, murió en el mar. Lo mató una sirena de un coletazo y un cangrejo lo arrastró hasta el fondo. Triste destino este para tan fiel compañero».
Texto: Dionisio Platel Imágenes: Joaquín Xaudaró.
Fragmento del libro Aventuras de Tilo. Novela gráfica por Joaquín Xaudaró, publicado por TAULA EDICIONES.